Los piojos de la cabeza se transmiten de persona a persona, no existe ningún otro intermediario y se transmiten porque hay alguien en nuestro entorno que está contagiado. No tiene nada que ver con la higiene corporal.
El factor que considero más importante y que favorece la presencia y propagación de los piojos es que, como al afectado le da vergüenza reconocerlo, no lo dice. Y esa falta de información en el entorno hace que quienes precisamente te han contagiado sean los niños que tienen más relación con tu hijo.
Por eso, hay que informar a las mamás de los amiguitos de tu hijo y hay que decirlo en el colegio por que cuando haces todo el tratamiento da mucha rabia que una semana después, como los amiguitos no se han tratado, otra vez se contagia el niño y hay que volver a repetir todo el proceso del tratamiento.
Siempre digo que es una cuestión de solidaridad y, sobre todo, es algo que me parece muy sencillo de prevenir porque si todos los padres tuviéramos en el neceser de nuestros hijos una lendrera y dedicáramos un rato un día a la semana a pasársela por el pelo, podríamos detectarlos precozmente.
Este acto de solidaridad en la comunicación de casos por piojos, redunda en el beneficio de todos porque si no se toman medidas, tu hijo vuelve a infectarse y todo el ciclo del piojo comienza de nuevo.
Lo único que consigue una persona que se avergüenza de tener piojos y lo oculta es contagiar a otros de su entorno y reinfectarse cuando por fin ha conseguido eliminarlos.
Soy una profesional que se dedica a eliminar de la cabeza de los niños piojos y liendres y me siento muy identificada con todos los padres que vienen a mi centro desesperados, contándome sus historias propias y sus batallas.
Me identifico con ellos y sufro la misma rabia cuando llego a mi casa y veo a mis hijos rascándose desesperados la cabeza y pienso: “¿cómo puede ser? Hace tres días les deje impecable la cabeza, no llevaba ni un solo piojo. Paso la lendrera y de ahí salen dos monstruos en pleno movimiento.
Sólo puedo pensar que cualquier amigo cercano a mis hijos lleva piojos. Yo tomo todas las medidas y precauciones posibles, lo informo a los papás y a la clase de mis hijos, pero si esos papás no actúan de la misma manera que yo hago, de poco me sirve. Si no cogen a sus hijos y les revisan la cabeza, ese ciclo de contagio entre niños no se cierra.
Y cuando digo revisar la cabeza, me refiero a coger una lendrera y pasarla por el cuero cabelludo meticulosamente con la finalidad de arrastrar posibles piojos. Revisar una cabeza no es coger el pelo y echarle un vistazo. En la mayoría de los casos las liendres pueden llegar a ser imperceptibles para cualquier persona.
Es necesario que informes de que tu hijo ha tenido piojos. Recuerda que es un acto de solidaridad que también redunda en tu beneficio porque si no si hace esto o no se trata a todos los posibles afectados a pesar de haber seguido todos los pasos del tratamiento tu hijo volverá a infectarse. Por eso, incluso por tu propio bien interesa ponerlo en conocimiento de todo tu entorno y que todos seamos solidarios
Es fundamental acabar con el mito de que “eres un sucio porque tienes piojos”.
La lendrera debe convertirse en una herramienta más en la higiene de tu hijo. Se la deben pasar periódicamente y en caso de que se haya infectado actuar cuanto antes. Para tener más información, aquí os hablo sobre la prevención de piojos. ¡Espero que os sea de utilidad!