La gran pregunta que diariamente se hacen muchas familias.
Todos los expertos consultados coinciden en que los piojos conviven con nosotros desde hace millones de años y que su refugio han sido las cabezas humanas. Estos parásitos nos han acompañado desde siempre, se han sabido adaptar perfectamente a la evolución del medio y cada cultura los ha sabido tratar de una manera diferente.
Ninguno de nuestros antepasados según los antropólogos ha sabido cómo eliminar los piojos definitivamente.
Se sabe que los antiguos egipcios y griegos escribieron sobre ello y encontraron en momias prehistóricas de indios americanos piojos del pelo (Pediculus humanus capitus) así como piojos del cuerpo (Pediculus humanus).
Los piojos son insectos parásitos que son el resultado de una mutación progresiva de su especie, que les obligo a elegir el cabello humano para su desarrollo y reproducciones.
La transmisión de los piojos al pelo, a lo largo de la historia, conocida como parasitosis, se origina en la promiscuidad de la población sin importar las épocas o civilizaciones. El piojo permanece hoy en día porque sigue pasando de una persona a otra.
Las propagaciones más importantes y habituales están ligadas a épocas de conflictos militares y guerras civiles. En todos los conflictos, soldados, refugiados, así como la población civil se veían infestados por los piojos.
La muchedumbre, o la concentración de personas son, por lo tanto, el principal vector de propagación de los piojos en el hombre.
Hoy en día, los niños de entre 4 y 10 años son los más afectados por los piojos, ya que son un colectivo que suele pasar mucho tiempo junto, y cuyos juegos implican una gran proximidad física, lo que permite al piojo pasar de una cabeza a otra.